La
Ermita de la Virgen de la Soledad se encuentra a la entrada
del pueblo, en la carretera de Medinaceli.
Es un edificio de planta cuadrada, con tejado a cuatro vertientes,
construido en sillería de piedra arenisca, excepto uno de
sus muros que está construido en sillarejo mal escuadrado,
por tratarse de una restauración.
Su exterior no presenta interés. Unicamente la portada,
de fino estilo renacentista, destaca del resto de la construcción.
Sobre dos grandes puertas con arco de medio punto, se abre una hornacina,
hoy vacía, rematada por un frontón triangular con
una cruz.
El interior, blanqueado y pintado, es de gran sencillez. Interesante
es la cubierta, solucionada por un artesonado de influencia mudéjar.
En la cabecera se abre un nicho en arco de medio punto,
con la imagen de la Virgen de la Soledad, del tipo de maniquí,
es decir, solamente manos y cabeza. Sobre el altar y debajo de la
Virgen, tina urna de madera, usada como sepulcro de Cristo muerto
en las procesiones de Semana Santa. En los 'laterales hay dos pequeños
doseles sostenidos por cuatro columnas de fuste estriado
y helicoidal, y capiteles jónicos que cobijan la
imagen de Jesús atado a la columna el de la izquierda y la
de Cristo con la Cruz a cuestas camino del Calvario, el de la derecha.
En los muros laterales se abren dos hornacinas En el muro de la
Epístola se halla la imagen de Cristo en la Cruz, de brazos
articulados para introducirlo en el sepulcro, y en el muro del Evangelio
estaba la imagen de la Virgen del Rosario, robada el día
9 de mayo de 1976. Se trataba de una imagen de la Virgen con el
Niño, en madera policromada, tal vez de fines del siglo XVI.
La ermita se empezó a construir en el año
1589, tal como consta en los libros de cuentas de la Cofradía
de la Vera Cruz, y duró su construcción hasta los
primeros años del siglo XVII.
Textos de Wifredo Rincón García
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